Según Kant, «el mal está determinado ontogénicamente», lo que viene a significar que es parte de la naturaleza humana, una idea que parece una readaptación de la visión luterana del ser humano como intrínsecamente perverso. El problema del mal ha sido debatido por la filosofía desde tiempos muy remotos, siendo un asunto particularmente importante en el ámbito de la escolástica y la teología cristiana. En tal cosmovisión, el diablo, también conocido como Satanás o el adversario, es el enemigo del camino recto, un antiguo servidor de Dios que acabó por rebelarse. Lucifer, de alguna manera, fue víctima de su hybris o ambición desmedida, y, como tantos otros, cayó desde lo alto al sobreestimar su poder y autoridad. Este fenómeno, el de la hybris o la ambición desmesurada, está más que presente en la mitología y pensamiento de la Grecia Antigua, aunque también podemos corroborarlo en la actualidad, sin ir más lejos entre grandes figuras del espectáculo o la política (pensemos en el caso reciente del rapero P. Diddy). https://ethic.es/2024/12/el-origen-del-mal/
